domingo, 7 de noviembre de 2010

La prisión más lujosa del mundo

Por Claudia Gutiérrez

En una pintoresca ciudad de Austria, llamada Leoben se construyó la que se conoce como la prisión más lujosa del mundo. Con instalaciones modernistas, diseño impecable, inocuidad, espacios de recreación como canchas de básquetbol que serían envidiadas por las de las mejores universidades de varios países, mesas de ping pong, amueblado ecléctico, es un lugar digno. Algo impensable en México, esta prisión ha roto con todos los paradigmas. Pero, ¿por qué siempre sucede esto en países europeos?, ¿por qué no sucede en México? A pesar de que la prisión de Leoben es considerada la prisión más lujosa del mundo, y a pesar de contar con un gimnasio igualmente envidiable. ¿A quién le gustaría estar encerrado? Sin poder decidir a que hora dormir, a que hora levantarse, ir a dar un paseo. A pesar de todas las comodidades que una prisión pueda ofrecer no se tiene la libertad que es necesaria para la estabilidad de una persona. Pero si nos vemos en la necesidad de privar a las personas de su libertad ya que son consideradas una amenaza para el resto de la sociedad, ¿Por qué no hacerlo de esta forma? De forma digna, limpia, que realmente cumpla su función de reinsertar a las personas a la sociedad. Muchas personas dirán, es que los delincuentes no merecen estar en esas condiciones; quizás no, pero entonces si sólo queremos castigar, no queremos


Reintegrarlos a la sociedad, hacerlos personas funcionales dentro de una sociedad, encerrémoslos en calabozos, como en la edad media, como en los tiempos arcaicos, o mejor dicho como en el siglo XXI. Si queremos esto, entonces no modifiquemos las leyes, mantengamos el status quo. Pero si en verdad nos interesa la reintegración tenemos que empezar a hacer cosas como las que están sucediendo en Europa, en Austria. Por que actualmente, en México, y en la gran parte del mundo las cárceles son sólo calabozos donde esconder a los “malos”, el nombre de CERESO o centro de reinserción social es sólo un eufemismo, para tranquilizar a la sociedad, y no es que lo necesite, ya que la sociedad muestra con cinismo su desinterés, a la sociedad no le interesa romper paradigmas en México. Y estoy de acuerdo en que los criminales merecen ser castigados por sus actos, pero necesitamos romper con el circulo vicioso, necesitamos más iniciativas como las de Leoben, necesitamos nuestro Leoben en México, pero iniciemos por redondear las mentes planas que viven esclavizadas por los medios y los demás poderes fácticos que aplanan sus mentes y las mueven a sus conveniencia, yo les preguntaría, ¿Quién tiene más libertad, la sociedad civil que viven sin libertad de pensamiento, que su pensamiento ha sido encerrado en un mundo de pocos, de oligarcas, o las personas de las cárceles? Mi respuesta sería que nadie la tenemos, pero entonces, nosotros que tenemos la oportunidad de tenerla, ¿por qué permitimos que nos la roben? Yo exijo un Leoben en México.


Si alguien piensa que estar encerrado, aunque sea en un palacio no es un castigo, están equivocados. A las personas se nos hacen pocos los años que dictan de sentencia muchas veces, pero no lo estamos viviendo en carne propia. Que sabemos nosotros de las horas, los días; las noches de desesperación, de pérdida de cordura y esperanza, entre cuatro paredes, en lugares como las instituciones en México donde literalmente viven 15 personas en una celda de 2x2. Las cárceles decimonónicas de México, van a contra corriente de lo que pregonan las autoridades, el ejemplo de Latinoamérica, el epítome de avance y desarrollo. Si permitimos la privación de la libertad tiene que ser con el fin de ayudar a esa persona, si que reciba si castigo, pero necesitamos sumar personas funcionales dentro de la sociedad, no sumar delincuentes, que además nos cuestan a nosotros los contribuyentes. Entonces si vamos a financiar una cárcel, que al menos sea como la de Leoben, donde realmente se rompa con la cadena delictiva, y si el gobierno no puedo financiarla, hay que buscar alternativas como lo están haciendo muchos países, con la iniciativa privada. Pero busquemos alternativas, participemos y veamos más allá de las fronteras que nos han impuesto pero que realmente no están ahí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario